domingo, 25 de enero de 2009

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Hoy recordé aquél beso que me dio en el umbral de la casa de mis padres. Hacía frío. Apretó fuerte mi cuerpo contra el suyo, apoyó su boca sobre mis labios y me besó largo y seco.
No me gustó mucho ese beso, esperaba uno más jugoso, con diferentes niveles de intensidad, no sé, quizás uno que no fuera tan pulcro, tan olvidable.
Pero ahora que me adentro en el recuerdo, comprendo que toda su impronta siempre fue muy aséptica; el pelo engominado, las camisas almidonadas, los zapatos brillantes, el aroma a pino silvestre penetrante, permanente.
Le faltaba humanidad, claro que sí. Le faltaba potrero y una cicatriz en la ceja, tal vez.
Pero si interrumpí aquél beso, no fue porque me desagradara. ¿Quién puede aborrecer un vaso de agua?. Si lo aparté fue porque las llaves de su auto me apretaban la pierna y se lo dije.
-No son las llaves, tontita-. Me contestó mientras sacudía mi nariz con sus dedos.
Después se perdió en un violento ataque de risa. Su boca se fue haciendo cada vez más grande y más grande y las carcajadas retumbaron en el pasillo. Hasta que mi madre apareció de la nada, en camisón, a tironearnos de los pelos y a decirnos barbaridades.
Esa fue la primera vez que lo vi humano. Estaba avergonzado, totalmente despeinado, con las mejillas rojas, la camisa fuera del pantalón y una expresión de temor en el rostro inolvidable.

8 comentarios:

Fodor Lobson dijo...

¡Cuánto tiempo!
¿Señorita Q? mmmsí sí, puede funcionar!

Ahora, yendo al post
¿de verdad que se puede confundir una erección con las llaves del auto?

Cuni dijo...

Al menos eso le pasó a la mamá de una profesora mía de inglés mientras bailaba tango con su primer novio.
Usted piensa en las mocositas de ahora que ya saben todo antes de empezar.
:P
Cariños.

Unknown dijo...

No eran las llaves era el llavero, una cosa cilíndrica con un brújula en la punta. Aunque a veces pienso que no sería un mal adminiculo para poner justo en ese otro lugar, la brújula para penes en estado de erección.

Carpe diem dijo...

Otro caso de Mater interruptus...

sardinasinsodio dijo...

Tengo potrero y más cicatrices que cejas, pero también soy medio Memento y no sé dónde cuernos dejé las llaves.

Si alguien las encuentra, por favor avíseme o déjelas acá.

Muchas Gracias

Luli Petrone dijo...

Negra, güelviste!!

Y le cambiaste la cara al blog, veo. Ta lindo, che, verde esperanza (por no encontrar un adjetivo creativo).

Me encantó el texto. A veces da gracia como los tipos se hacen los interesantes, los cancheros, los que la tienen re clara (esa imagen deshumanizada de principe azul engominado/muñequito de torta).

Lo bueno es que siempre se puede contar con la querida suegra pa bajarlos de un hondazo. :P

Besos!!

PD: Me gusta lo de Q

Anónimo dijo...

¡Cuni! ¡Volviste! Qué anécdota tan gráfica. Hasta me dio asquito la gomina y el "perfume" a pino silvestre jajajajaja. ¿Qué edad tenía ese señor, me querés decir?

Welcome back!

un viejo tanguero dijo...

¡Muy bien contado, Señorita Q!