viernes, 25 de marzo de 2011

Un fino hilo de baba

(con sangre)

me une al suelo

¡Estoy muriendo por amor!


jueves, 24 de marzo de 2011

Pic - Nic


Finalmente la nube era pasajera, pero lo suficientemente larga como para arruinarlo todo.

miércoles, 23 de marzo de 2011

martes, 22 de marzo de 2011

Naturaleza Sabia

Nos guarecimos del frío incipiente
bajo las hojas crujientes del otoño.
Temblaban tus labios y el corazón.
Íbamos a besarnos pero un pájaro herido y desorientado
desparramó sus vísceras sobre nuestro nido de amor.
-¡Es un presagio!- pensé.
Y desapareciste entre el verdor de la hiedra
y la oscuridad del dolor.

Ruidos

El ventilador hace yingui yingui yingui...
el reloj, tic tac - tic tac - tic tac...
la canilla del baño hace pling pling pling...
la ventanita de la cocina, iii-i iii-i...
la televisión ya hace ffffjjjshshsh...
¿Y la cama? ¿Cuándo hará ñiqui ñiqui ñiqui?

lunes, 21 de marzo de 2011

Una mujer engañada

Vuelvo a casa antes de lo previsto y encuentro a mi marido en la cama con otra mujer. Quedo perpleja mirándolos, ellos estúpidamente tratan de ocultarse entre las sábanas y digo:
—No sé cómo reaccionar—. Me quedo observándolos con la yema de dos dedos rozando mis labios, me inquieta que ninguno de los dos responda.
—Díganme qué quieren que haga, ¿quieren que grite? Porque si quieren me pongo a gritar—. Entonces comienzo a aullar las barbaridades más espantosas que jamás haya dicho.
—No te pongas así—dice mi marido.
—No me digas lo que tengo que hacer porque todavía no reaccioné—Golpeo la cómoda con el puño—¡Dije que quiero que me digan cómo tengo que reaccionar, mierda! Voy a entrar de nuevo.
Cierro la puerta, respiro hondo y vuelvo a entrar.
— ¡Oh, Ricardo!, ¿qué significa todo esto?
Ricardo me mira, no sabe si estoy jugando o si hablo en serio.
—Vos esperabas que reaccionara así, ¿no? Seguramente me ibas a decir que todo tenía una explicación, te ibas a enrollar en la sábana, ibas a acercarte para contenerme y yo te iba a pedir que no me tocaras después de haber estado con esa…
—¿Cómo te llamás, querida?
—Marta.
—¿Marta?—Miro a Ricardo fijamente a los ojos— ¿Marta?—. La miro a Marta y a mi marido, a Marta y a mi marido— ¿M-a-r-t-a?—. Un violento ataque de risa se apodera de mí, es incontenible, no puedo parar. Entonces entre carcajadas le digo a mi marido que es obvio que esa reacción no sirve y le propongo otra. Cierro la puerta y un segundo después la vuelvo a abrir.
— ¡Oh!, disculpen—. Cierro la puerta y desde afuera grito:
—Ricardo, escuchame, me parece que nos tenemos que separar.
Mi marido me dice que sí, que la separación es inminente, que hace mucho que la relación no funciona, que lamenta no sé qué cosa y que él no hubiera deseado que todo acabara así, pero que a veces…
—Escuchame, querido, ¿vos te pensás que soy tarada, que te iba a resultar tan fácil? ¿Qué hacen vestidos ahora?, ¡sáquense la ropa porque todavía no reaccioné, mierda! Ahora voy a llamar por teléfono y voy a avisar que estoy a cinco cuadras de casa y vos Marta te escondés en el placard.
Cierro la puerta, tomo el celular y llamo a mi propia casa pero me da ocupado. Entonces enfurecida abro la puerta y lo veo a Ricardo hablando por teléfono.
—¿No ves que no estás hablando conmigo? ¿Y vos qué hacés que no estás en el placard?, ¡Marta!—. Y me vuelvo a morir de la risa y empiezo a zapatear una suerte de malambo en el umbral de mi propio cuarto y aleteo los brazos; un, dos, tres. Sí, sí, como la protagonista de una película que vi, ella zapateaba y aleteaba…Una lagrimita “pin”, dos lagrimitas “pin pin” y canto: “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”. Sigo aleteando y revoleo la cabeza.
—Mirame Ricardo, soy Gloria Trevi —. Me canso un poquito, me agito, cada vez que trago saliva un cuchillo atraviesa mi garganta.
—Vení Marta, bailá conmigo—Aleteo y zapateo—Dejame que te cuente que yo tenía 20 y él 23—
Me agito, estoy cansada, muy cansada.
—Punto y coma, el que no se escondió se embroma—. Pienso en mi mamá mientras giran los retratos, las mesitas de luz, la ventana, la puerta y me golpeo la rodilla con el vértice de la cama, me duele, “pin pin”.
—Te muestro la libreta Martita—Aleteo, aleteo y zapateo.—Dame un besito, Ricardo—Hago trompita—Si ronca dalo vuelta Marta, que no hace falta planchar y lavar y prepará las milanesas para el jueves que se las come en tres bocados.
—¿Por qué se van?, no me dejen ahora, cambien las sábanas, al menos—.
Aleteo y zapateo, recuerdo una tormenta en la montaña, un trébol y mi cuerpo cubierto de miel; luna de miel.
Se van, se me escapan, los sigo, los pierdo, entonces salgo al balcón y los veo cruzar la calle y grito: “¡Viva, viva, los locos que inventaron el amor!”